LA SOCIEDAD DE
LA INFORMACIÓN Y SU IMPACTO EN LA
EDUCACIÓN
VENEZOLANA
MSc. Francisco
Sánchez
Considerada por
unos como el preámbulo de la sociedad del conocimiento y por otros como su
piedra angular, la Sociedad de la
Información está vinculada a una nueva
forma de organización social, económica y política que se fundamenta en
la emergencia de tecnología dirigida al procesamiento y transmisión de la
información.
Por consiguiente, una primera
aproximación a la noción en referencia, exige formular las siguientes
distinciones: a) Que tal sociedad abarca
tanto el hecho de informar (unidireccional) como el de comunicar (relacional,
dialogal y socializante), b) Que las tecnologías de la información y
comunicación (Tics) actúan exclusivamente como herramientas esenciales del
proceso suprimiendo obstáculos de espacio y
tiempo, permitiendo el manejo de inagotables volúmenes de información y haciendo
posible una comunicación de carácter ubicuo y asíncrono.
Por otra parte, en virtud
de la generalizada denominación “Sociedad de la Información y el Conocimiento”,
es necesario precisar información y conocimiento como nociones disímiles, pues
la primera alude a hechos y acontecimientos que pueden constituir
conocimientos, pero éste último se fundamenta en la comprensión, interpretación
y apropiación de tales informaciones
en un contexto determinado, pues suscribimos plenamente el criterio complejo
que enseña Morín (1993) según el cual “un mínimo de conocimiento de lo que es
el conocimiento nos enseña que lo más importante es la contextualización” (p.
188).
Es por ello, que gran parte
de la literatura sobre el tema e incluso la propia Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, 2008) recoge la
figura “Sociedad del Conocimiento”, como
un
concepto pluralista e incluyente que trasciende la “sociedad de la información
ya que apunta a transformaciones
sociales, culturales y económicas en apoyo al desarrollo sustentable. Los
pilares de las sociedades del conocimiento son el acceso a la información para
todos, la libertad de expresión y la diversidad lingüística” (p. 7), amén de algunas perspectivas latinoamericanas que
le otorgan un importante rol para la emancipación de los grupos, sectores y
poblaciones marginadas.
No obstante, en criterio de
quienes exponen, el cumplimiento del objetivo de acortar la brecha digital
(diferencias socioeconómicas que surgen entre las sociedades que disponen de
acceso a internet y aquellas que no disponen de él), asomado desde finales del
siglo XX e inicios del siglo XXI y más recientemente a través de documentos de carácter internacional
como la Declaración de Montevideo (en el
marco de Cuarta Conferencia Ministerial sobre la Sociedad de
la Información de América Latina y el Caribe, 5 de abril de 2013) y las Líneas
de Acción asumidas en el Foro
de La Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (celebrado en Ginebra del
13 al 17 de mayo de 2013), requiere del
reconocimiento y atención prioritaria de diversas variables dentro de las
cuales destacan: a) Adiestramiento para manejar los ingentes volúmenes de información sin resultar
“infoxicados”, b) La posibilidad de transformar esa información en conocimiento
útil, vale decir, contextualizado, c) La
creación de sistemas de acceso público a la información y d) La validación de
los contenidos disponibles a través de dichos sistemas, e) Formación de los
usuarios sobre los aspectos éticos en el manejo de la red desde edades
tempranas, entre otros.
En ese sentido, hasta
mediados de 2012, según datos de Internet World Stats, la penetración de
internet en América Latina fue de un 40%, superada por Norteamérica (78%) y
Europa (61%) pero considerablemente mayor a la de Asia que reflejó un 23% de usuarios. Cabe
destacar que en Venezuela tales indicadores
la ubicaron en el noveno (9°) lugar en Latinoamérica al registrar un 40%
de usuarios detrás de países de escasos recursos económicos como República
Dominicana y Puerto Rico.
Además, la importancia de
las Tics para el desarrollo social y académico de las naciones es ampliamente
reconocida por el Proyecto Alfa-Tunning
para América Latina en el cual son consideradas las habilidades
en el uso de las tecnologías de la información y comunicación como Competencias
Genéricas de los Universitarios, mientras que la utilización y
evaluación de las tecnologías de la
comunicación e información como recurso
de enseñanza y aprendizaje son vistas como Competencias Específicas para
los Profesionales de la Educación.
Ahora bien, cabe
preguntarse cuál ha sido el impacto de la Sociedad de la Información y el
Conocimiento en Venezuela, especialmente en su sistema educativo. En primer
lugar, es necesario destacar que existe todo un marco legal que progresivamente
y desde el año 1999 (Constitución de la República, Ley Orgánica de Educación, Ley
Orgánica de Ciencia y Tecnología, Resolución 825) ha amparado el uso de las Tecnologías de la
Información y la Comunicación, y se consideraba el uso de Internet como prioritario
para el
desarrollo cultural, económico, social y político de la República Bolivariana
de Venezuela.
En el mismo orden de ideas, en el
Sistema Educativo Bolivariano (2007), la incorporación de las Tics, se
configura como un “eje integrador” vinculado con todos los componentes
curriculares en todos los momentos del proceso educativo, dirigido a la formación del ser social, como usuario de la ciencia y
tecnología en función del bienestar de su comunidad.
Aunado a esto, al valorar el impacto de
las herramientas esenciales de la llamada Sociedad de la Información en el
Sistema Educativo Nacional, es necesario señalar algunas ventajas como:
alfabetización digital, trabajo colaborativo, dinamismo en la enseñanza y el
aprendizaje, desarrollo de habilidades investigativas, amplios volúmenes de
información disponible, facilidad de acceso, creatividad e innovación entre
otras, mientras que como desventajas se pueden anotar: el incremento de
posibilidades de incurrir en el llamado plagio académico, la propagación de páginas web que promueven la violencia, el
sexo, entre otros graves males sociales.
Finalmente, me parece prudente sugerir, para la
implementación de las Tics en el Sistema Educativo Nacional asumir recientes
teorías educativas como el Conectivismo (de George Siemmens) y la Heutagogía
(Stewart Hase), que promueven la autonomía, diversidad, apertura,
interactividad y conectividad por una parte; y el aprendizaje permanente, la
Metacognición, el aprendizaje en ambientes no formales por la otra.